QUEBRADA LA CHIGUAZA
Quebrada La Chiguaza se encuentra en la zona sur oriental de la ciudad de Bogotá, recorre tres localidades San Cristóbal, Rafael Uribe y Tunjuelo. Es una de las cuencas hídricas más grandes e importante que desemboca en el río Tunjuelo.
Nace en los cerros orientales, exactamente en el cerro de Zuque en el Páramo de la Tempestad, La Chiguaza nace a la altura de 3.100msnm, la longitud de su cauce principal es de 10,3 Km y durante su recorrido se unen a ella las quebradas los toches, la nutria y la guarita además de recoger las aguas de escorrentía del cerro guacamayas principalmente en temporada de lluvias.
Hace aproximadamente medio siglo era aún un inmenso riachuelo donde, según cuentan los habitantes del sector, se bañaban, se hacía paseo de olla y de la que incluso se consumía el agua. Esta quebrada alimentaba una pequeña laguna ubicada en lo que hoy se conoce como el barrio Molinos II.
Chiguaza es una palabra indígena que significa “Luna Ondulante plateada”. La quebrada fue bautizada así por nuestros ancestros, debido al reflejo que producía la luna sobre sus aguas a lo largo de su recorrido.
En los últimos cincuenta años la quebrada La Chiguaza se deterioró terriblemente, ya que a lo largo de su rivera se asentó un gran número de familias, cuyas viviendas invadieron la ronda, destruyeron los árboles y el hábitat natural. Desde su nacimiento, en la parte alta del barrio Quindío, está quebrada terminó recogiendo las aguas negras de los barrios que se formaron a su alrededor, además de todo tipo de residuos que han alterado su ecosistema y las condiciones sanitarias y ambientales.
En varias oportunidades el deterioro de este ecosistema ha causado eventos como avalanchas e inundaciones, como la avalancha ocurrida en 1994, una tragedia que dejó 3 muertos, 16 desaparecidos y más de 100 familias damnificadas. Nadie se explica cómo aquel día pudieron bajar y bajar piedras tan grandes, es tal el misterio que ni los expertos lograron entender la forma en que estas inmensas moles bajaron por ese cauce tan pequeño.
Alrededor de la quebrada Chiguaza existe un mito que se ha logrado conservar por muchos años. Se trata de una historia de amor que se remonta a la época de los dioses indígenas, el mito se ha logrado conservar por muchos años en la memoria oral de los habitantes del sector, con el correr de los años incluso se le ha atribuido la avalancha de 1994 a un Tunjo (muñeco de oro) que anida en lo más profundo de lo montaña que se levantó malhumorado por la explotación que se realizaba en canteras sobre los cerros del suroriente.
El mito de la quebrada La Chiguaza se conserva en los barrios del suroriente de Bogotá y nos plantea una reflexión acerca del papel que tenemos los seres humanos en la relación con nuestros amigos de la naturaleza.
MITO QUEBRADA LA CHIGUZA
(Tradición oral)
Dice el mito que hace algunos siglos los dioses del Olimpo Indígena enviaron a las montañas del suroriente a dos hermosas jovencitas. Una se convirtió en la quebrada Chiguaza y la otra en la quebrada Agua Azul,
El Arco Iris que andaba por el mundo posándose sobre los ríos y las quebradas les echó el ojo y comenzó a visitarlas con frecuencia. A las visitas furtivas del Arco Iris se le sumo un amigo suyo llamado Zuque, quienes empezaron a cortejarlas ante la belleza de sus aguas cristalinas y sus cauces ondulados, Zuque quedó flechado de Chiguaza y el Arco Iris se enamoró de Agua Azul.
Tiempo después Chiguaza quedó embarazada de Zuque y tuvo un lindo bebé, el cual nació justo en medio de las dos quebradas, convirtiéndose en un cristalino chorrito de agua, llamado el chorrito de Silverio.
Cuando los Dioses del Olimpo Indígena se enteraron montaron en cólera y castigaron al Arco Iris separándolo de su amada Agua Azul, quien fue condenada al destierro. Desde ese entonces al Arco Iris se le ve vagando por el mundo buscando de río en río y quebrada en quebrada a su amada Agua Azul.
A Zuque, por aquello de la paternidad responsable, resolvieron dejarlo al lado de Chiguaza y con el fruto de su amor, la hermosa familia embellecía el suroriente de la ciudad con su imponente majestuosidad: Ella hermosa y cristalina, día a día recorría a su amado, bañaba el suroriente de la ciudad y en la noche albergaba el reflejo de la luna ondulante plateada.
Él imponente en la mañana dejaba para ella una alfombra de musgo que decoraba con selaginellas, la besaba con neblina y la rodeaba de frailejones, líquenes, robles, cedros, arrayanes, palmas, orquídeas; era tanta la belleza que venados, osos de anteojos, ardillas, águilas y gavilanes esperaban el amanecer para contemplar a los enamorados; a su lado un chorrito corría y corría persiguiendo mariposas, azulejos, ranas de cristal e intentando alcanzar colibrís.
Poco a poco todo empezó a cambiar se fueron los osos de anteojos , los venados las aves; él sentía punzadas, se desboronaba poco a poco, no lograba mantener la alfombra, no encontraba los robles, los cedros, las orquídeas que tanto le gustaban a su amada, no entendía que pasaba con los osos, los venados y la aves, estaba cansado; ella dejo de reflejar la luna, se sentía pesada y la envolvía la tristeza, poco a poco moría, el chorrito nunca más encontró a sus amigos; en su último aliento ella imploraba a los Dioses, sus sollozos despertaron al Tunjo que anidaba en lo más profundo de la montaña, malhumorado por lo que vio con gran coraje abrazó al Zuque quien en un grito de dolor expulsó la injusticia, la crueldad, el egoísmo y la avaricia que el hombre dejo en su hogar.
Hoy el Zuque aún en recuperación lucha por recobrar su imponencia; en las noches aún se escuchan los sollozos de la quebrada La Chiguaza y su chorrito, los dioses han escuchado sus lamentos, la diosa naturaleza te entrega una pócima se llama CONCIENCIA solo así se abrirá el corazón de los hombres y repararemos el gran daño causado.
… Este mito aún no tiene fin…. Hace falta incluir tu parte.
Adaptación: Maribel Peña Prieto
Administradora ambiental
2021